No soy amigo de pagar recompenzas y mucho menos de pagar por un rescate, sin embargo, el ruido que han generado las deserciones de Isaza con viaje a Francia incluido han permitido que 4 secuestrados más recuperen su libertad, hasta ahí, muy bien. El problema se genera en el momento en el que cualquier bandido decida secuestrar para luego entregarse voluntariamente y recibir los beneficios económicos y legales que se logran cuando se desmoviliza un combatiente en compañía de un secuestrado.
¿Hasta donde se puede ser flexible en pro de la libertad de los secuestrados? Dificil saberlo, y más dificil aún, manejarlo, es urgente que cese el absurdo del secuestro, las familias se deben reunir y los que se encuentran privados de su libertad necesitan recomponer sus vidas; ¿Pero a que costo? ¿Al de la impunidad total? ¿Al del riesgo de caer en un espiral de secuestros a cambio de rebaja de condenas?
Lo ideal es contar con un Estado fortalecido y que genere acciones contundentes, está claro que repetir la operación Jaque es sencillamente imposible, pero la presión constante a los perturbadores de nuestro orden conduce a obtener desenlaces, positivos como en el caso de Ingrid y los demás liberados y desafortunados como el del gobernador Gaviria y sus compañeros de secuestro. Estas acciones, acertadas o erradas por lo menos aclaran el panorama, suena a cliché pero cuando liberan a un secuestrado también nos liberan un poco a todos y cuando se muere uno de ellos, se muere un poco nuestra sociedad.
martes, 13 de enero de 2009
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